Es uno de los clásicos a la hora de elegir una picada tradicional, se ubica en uno de los barrios más tradicionales y folclóricos de la ciudad, en la intersección de las calles Blanco con Miraflores, donde aún se conservan los ya históricos adoquines. Ofrece desde la cazuela de vacuno hasta los pollos escabechados, asados a la olla y guatitas, siempre acompañados de pan y ají preparado en casa. Patitas de vacuno con pebre machacado es lo más solicitado. Lo mismo que los quinchos que incluyen las papas cocidas, las ensaladas y las infaltables sopaipillas, el cliente sólo paga las carnes y el carbón.
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