“El certamen busca propuestas innovadoras, amigables con el medioambiente y que generen ahorro económico en su construcción”, dice Javiera Barría, estudiante de Arquitectura de la Universidad Mayor sede Temuco, sobre el Concurso de Vivienda Rural de la seremi de Vivienda y Urbanismo del Biobío, que este año premió su proyecto.
Se trata de “Casa Quimche”, la cual obtuvo el segundo lugar entre 39 propuestas, pertenecientes a estudiantes de nueve universidades del país, siendo este el primer año en que el certamen, que incentiva el desarrollo de anteproyectos de viviendas rurales en San Rosendo, Alto Biobío, Florida y Contulmo, se abre a otras regiones.
Para ello las propuestas debían seguir los parámetros técnicos del Programa de Habitabilidad Rural DS 10, promoviendo la equidad territorial e incorporando características propias de cada comunidad, con un alto énfasis en la utilización de técnicas vernáculas y eficiencia energética.
“Mi propuesta consiste en una vivienda social destinada a zonas rurales, específicamente para la comuna de Alto Biobío”, explica la futura arquitecta, quien, producto de la pandemia, se enfocó en una comunidad mapuche-pehuenche, adentrándose en sus tradiciones y formas de habitar el territorio.
“Estas comunidades recolectoras-pastoriles practican la trashumancia, que hace alusión a la utilización cíclica del territorio, organizando su ocupación por temporadas, siendo estas el verano y el invierno”, detalla Barría, quien agrega que en época de calor suben hasta los puntos más altos, donde los pastos están más tiernos.
Así, “mientras sus animales pastan durante las ‘veranadas’”, complementa la estudiante, “ellos recolectan alimentos y forraje para ser llevados a los puntos más bajos (‘invernadas’), en donde se encuentran las viviendas y en donde se almacena todo lo que obtuvieron para poder subsistir en época de frío, las personas y sus animales”.
Tras entender el contexto, Barría diseñó una vivienda que respondiera a ese ciclo, “siendo un complemento para mantener su forma de vida, aportando además a su rescate, ya que se ve amenazada con el paso del tiempo, al estar aislados y al no contar con construcciones que respondan correctamente a sus necesidades”.
Precisamente, el concurso buscaba mantener una buena habitabilidad y diseño acorde a las necesidades de cada comunidad o localidad, respetando los requerimientos normativos que exige una vivienda social en cuanto a superficie edificada y espacios mínimos interiores, entre otros aspectos.
“Para lograr este reconocimiento conté con la ayuda de los profesores Esteban Restrepo y Pilar Rodríguez de Taller de Arquitectura VIII, donde diseñé la propuesta. Les estoy muy agradecida por su disposición, su buena onda y, obviamente, por todo lo aprendido en el semestre y en el año”, destaca la joven.
“Casa Quimche”
Dentro de las regiones que presentan un porcentaje importante de déficit habitacional en Chile se encuentra el Biobío, representando, aproximadamente, un 5% del total de su población, correspondiente a 27.579 viviendas irrecuperables, hogares allegados y hacinados.
Actualmente, la dificultad de acceder a una vivienda es uno de los problemas sociales más importantes a nivel nacional. Y aunque se entregan construcciones en sectores vulnerables rurales, estas recogen poco las necesidades particulares de cada zona, siendo soluciones genéricas que sus habitantes terminan modificando.
La “Casa Quimche” tiene como objetivo principal ser un complemento para la vida de la comunidad pehuenche, recibiendo a la comunidad tras realizar la trashumancia, permitiendo el almacenaje y uso de este durante el invierno, vinculándolo directamente a la vivienda.
Es por esto que proponen que pueda disponerse en diversos sectores rurales de la comuna gracias a que se eleva del suelo mediante pilotes, logrando adaptarse sin modificar el territorio. “La vivienda pretende proteger y potenciar el estilo de vida pehuenche funcionando como recibidor de sus recorridos”, describe el proyecto.
El mismo texto detalla que “su estructura se compone de una cimentación aislada en base a pilotes que se adaptan fácilmente al terreno y sobre dicha cimentación existe una estructura de muros mixta con pilares de madera, entre los cuales se disponen diafragmas de madera rellenados con quincha húmeda, al igual que la cubierta, abaratando considerablemente el valor de la vivienda y logrando mayor equilibrio térmico”.
La cubierta funciona como un manto que cubre por completo el espacio interior de la vivienda y, de manera parcial, los espacios intermedios ligados a la zona productiva, aportando una futura zona de ampliación para un tercer dormitorio.
Desde la carrera de Arquitectura, indican que “la innovación de la propuesta fue uno de los ítems más importantes de la evaluación, buscando la reinterpretación de la construcción tradicional, pensando un diseño acorde al modo de vida de las familias, utilizando materiales sostenibles y cumpliendo con la reglamentación térmica para cada comuna elegida”.
“Fue todo un semestre de aprendizaje que se dividió en investigar, analizar, conceptualizar, proponer y, finalmente, llevar la propuesta a su materialización proyectual. Fortalecí mis conocimientos en temas constructivos, en el trabajo autónomo y en el habernos introducido al presupuesto de un proyecto”, concluye la estudiante.