El tradicional modelo de cocina a leña que las familias del sur de Chile conocen tiene una nueva versión. Mantiene su diseño clásico, pero tiene innovaciones tecnológicas que la hace compatible con las normas de emisión de partículas. Es la cocina a leña 3.0 que crearon investigadores de la U. de La Frontera junto a la empresa Yunque, una de las fábricas de cocinas y estufas más conocidas de Temuco.
Sus medidas siguen intactas. La disponibilidad de colores también. Solo cambió su cubierta y su apariencia. Ahora es una cocina hermética que no deja escapar aire, y los usuarios podrán ver qué pasa en su interior porque la puerta del hogar y la del horno tienen un vidrio templado. “Así evitamos que quien está usando la cocina abra las puertas a cada rato”, explica el Dr. Robinson Betancourt, investigador del Departamento de Ingeniería Mecánica de la Universidad de La Frontera, impulsor de esta innovación.
Todo empezó cuando el Laboratorio que dirige el Dr. Betancourt logro la certificación para medir la emisión de partículas en estufas a leña (las conocidas combustión lenta). A partir de ese hito, el científico junto a su grupo, decidió avanzar y crear una cocina a leña que también cumpliera con las normas de emisión. “En Europa hay cocinas que funcionan con la última tecnología y pensé que para nosotros también era posible hacer algo similar y resolver el tema de contaminación y a la vez ayudar a las familias que usan habitualmente estos aparatos”, comentó.
Fue así como se unió a la tradicional fábrica de cocinas Yunque, conocida empresa temuquense, que manufactura estufas y apostó por innovar en ellas. “Modificamos las cocinas sin cambiar su esencia. Es igual a la que siempre se ha usado, pero tiene las modificaciones que consideramos necesarias para hacerla más sustentable, que es principalmente el control del ingreso de aire a la combustión y ajuste de la cámara interna y que cumpla con las normas de emisión”, señala.
Las primeras personas que probarán la innovación son los integrantes de cuatro familias: dos de Lonquimay y dos de Puerto Saavedra. Durante la temporada de invierno el equipo UFRO monitoreará la emisión de partículas y comprobarán in situ, cuánto sirven las modificaciones hechas a las estufas.
Es en definitiva la solución a un problema que aqueja a numerosas familias de la región y del sur de Chile. Disminuir los índices de contaminación a la vez de seguir utilizando una alternativa de calefacción y ayuda en el hogar económica.
“Hemos resuelto el problema. Como universidad estamos orgullosos de ello, más aún cuando es con la alianza a una empresa regional que aposto y creyó en nuestro expertise”, señala el Dr. Betancourt.