La Dra. Casanova, analiza el crecimiento de estas especies bajo los efectos del cambio climático mediante el uso de invernaderos por convección llamados open top chambers (OTC), al hacer comparativos históricos y exponer su interior a temperaturas relacionadas con el calentamiento global (3 oC más que el exterior, aumento con cambios irreversibles que se podría dar en el planeta a mitad de siglo, según la ONU).
“Hemos encontrado que algunas especies, que en este sitio no se reproducen de forma sexual, ya comienzan a hacerlo. Dentro de los invernaderos vemos más variación generacional que en el exterior, lo que indica que la temperatura afecta su desarrollo”, explica la académica de la Universidad Católica de Temuco.
Los científicos estudian musgos y líquenes antárticos, ya que el calentamiento global beneficia su reproducción y prepara el terreno para que crezcan otras plantas vasculares.
Los investigadores descubren la presencia de esporofitos en los invernaderos lo que indica que el aumento de temperatura les ayudó a alcanzar la fecundación, por lo que la especie no solo sobreviviría al cambio climático sino que se beneficiaría del mismo.
“Esto no quiere decir que el calentamiento glo- bal sea benéfico, pero sí que interviene en una reconfiguración de las relaciones entre especies, ya que la reducción del estrés por frío aumenta la posibilidad de la reproducción sexual, alterando la genética de las poblaciones y sus patrones de dispersión –dice la bióloga–. No hemos visto esto en los 10 años del proyecto. Es el proceso más primario de colonización y expansión de las plantas no vasculares en este ecosistema”. Evidencia de la conquista verde del continente blanco.
(Extracto reportaje Revista National Geographic)