El contexto es incierto y bien lo sabe la industria regional, golpeada por una pandemia —aún— sin control. “Una expresión de ello se aprecia en el nivel de desempleo que hoy por hoy se mueve en torno a valores de un 13%”, dice Miguel González, director de la carrera de Ingeniería Civil Industrial de la Universidad Mayor sede Temuco.
Esto significa que “de los tres motores que impulsaban nuestra economía, hoy solo estamos operando con dos y ello se ve reflejado en el Imacec, que a pesar que en los últimos meses ha ido mejorando, todavía sigue siendo negativo. La industria forestal, la construcción, la industria manufacturera, el turismo y el comercio, por ejemplo, han visto caer sus cifras dada una demanda más reducida”, agrega el académico.
El mayor impacto, sin duda, ha estado en las Pymes, las cuales absorben un porcentaje importante de la mano de obra y donde, a pesar de los esfuerzos y acciones de salvataje del Gobierno, a través de créditos Fogape (Fondo de Garantía para Pequeños Empresarios), no han podido reactivar sus operaciones.
Desafíos y oportunidades
“A pesar del impacto de la pandemia y de todas las noticias negativas, creo que estamos en un momento extraordinario, donde hay una oportunidad única para desarrollar nuevas propuestas de valor y nuevos modelos de negocios que generen el potencial para crear un mundo de abundancia”, señala González.
El profesional plantea que debemos mirar más allá de lo evidente en fenómenos como la globalización, el cambio climático, la crisis energética, la crisis hídrica, la alimentación, el transporte, los cambios culturales y tecnológicos y la salud, ya que es posible descubrir oportunidades que nos desafíen a desarrollar una mayor inteligencia de cambio, impulsando la creatividad y la innovación como respuesta a las demandas del mundo de hoy.
“Alguien dijo que la innovación es actuar un segundo antes de lo sensato, de lo lógico, de lo racional, vale decir, es anticiparse para generar una disrupción con algo novedoso, algo factible y, por último, algo que agrega valor”, sostiene el director de carrera.
Y dicha anticipación ya no sería un tema de velocidad, sino de aceleración, porque la tecnología crece exponencialmente. “La electrónica, según la ley de Moore, mejora su capacidad de procesamiento cada dos años y la biotecnología lo hace cada 48 horas. Entonces, para enfrentar los nuevos desafíos y oportunidades del mundo de hoy es necesario aprender a movernos con una mayor velocidad”, precisa.
Industria 4.0 en tiempos de coronavirus
Según explica el profesional, si hacemos un recuento histórico, pasamos de la era agrícola a la era industrial, luego a la era de la información y hoy estamos frente a la era de la industria 4.0, que se caracteriza por la creatividad, la “empatización” y la innovación, tres acciones que se producen en el cerebro humano y todo ello acompañado por un entorno tecnológico cambiante, donde la robótica, la inteligencia artificial, machine learning, big-data, la genómica y la nanotecnología, entre muchas, irrumpen en nuestras vidas para hacerse cargo de nuevas demandas.
“En tiempos de coronavirus, la industria 4.0, a través de la transformación digital, ha cambiado nuestras vidas. Hoy podemos hacer universidad desde una plataforma digital, nuestros trabajos se digitalizaron y podemos hacerlos desde nuestros hogares y con una aplicación podemos acceder a múltiples posibilidades. La digitalización ha hecho que en tiempos de pandemia el delivery se transforme en una solución que apunta a reducir la movilidad de tal manera que podamos contener el efecto expansivo de la pandemia”, concluye González.