“Esto nace de la experiencia personal”, cuenta el docente de Kinesiología de la Universidad Mayor, Carlos Bahamondes, sobre el Proyecto Senderismo que desarrolla en el Parque Nacional Conguillio, del 7 al 23 de enero, junto a estudiantes de la carrera de la Sede Temuco, quienes –por segundo año– monitorean a los visitantes que llegan hasta el sendero Sierra Nevada.
Precisamente, a través de esta investigación –financiada por la Dirección de Vinculación con el Medio de la Universidad Mayor– buscan monitorear, por medio de un cinturón adosado al pecho de los senderistas, la intensidad y demanda fisiológica que implica el recorrido por Sierra Nevada, cuyo recorrido demora entre cinco a siete horas.
Tras ello, los seis estudiantes que participan en el proyecto realizan masajes y otros procedimientos a los senderistas para verificar cuán rápido se recuperan de la actividad física; registro que tras un análisis será proporcionado –tal y como ocurrió el año pasado– a Conaf, organismo que facilita dependencias al equipo de la U. Mayor.
Actividad física
Bahamondes, quien es profesor de Educación Física y Kinesiólogo, revela que “desde lo personal, siempre he observado que las actividades físicas al aire libre están orientadas a lo recreativo, y en ese contexto muchas personas las realizan de manera desinformada, lo que ocasiona accidentes o malos momentos”.
Y desde lo académico –agrega– “conversando con mis alumnos vimos la posibilidad de medir y confirmar cuál es la intensidad fisiológica de las personas que hacen senderismo y luego cómo la Kinesiología podría incidir en una recuperación más rápida para continuar con la actividad física”.
Resultados
Uno de los resultados que obtuvo el equipo respecto al monitoreo realizado a 180 personas, del 2 al 19 de enero de 2018, es que el 40% de quienes realizan el recorrido del sendero llegan con un antecedente de salud que podría generar riesgo al momento de la actividad física.
Asimismo, indican que practicar senderismo para adultos jóvenes durante cinco a siete horas, conlleva un gasto energético superior al aporte nutricional diario recomendado para un adulto, lo cual obliga a considerar durante su visita una o dos raciones más de comida o suplementos alimenticios para evitar la fatiga durante el trayecto.
Además, desde lo fisiológico observaron que hay diferencias entre damas y varones para recorrer el mismo sendero.
Por ejemplo, “ellas trabajan más tiempo a una mayor intensidad cardiaca, y en algunos casos sobrepasando los máximos tolerados para su edad, además gastan más calorías por kg de peso y producen un mayor aumento de temperatura en su cuerpo, pero se desplazan más lento y por más tiempo que los varones”, explica Bahamondes.
Los resultados de la investigación realizada este año se entregarán en los próximos meses.