Doce años más tarde, el cineasta Cristóbal Valenzuela indaga en el famoso robo entrevistando a artistas, abogados, teóricos y al propio protagonista del hurto. Robar a Rodin, producido por la destacada documentalista María Paz González y recientemente premiado como Mejor Documental Latinoamericano en FICViña, funciona como “un relato detectivesco que nos permite ironizar sobre el estado del arte contemporáneo y las contradicciones del quehacer artístico”.
Se estrenará el 2 de noviembre como parte del programa Miradoc, en el auditorio de Santo Tomás. El jueves 16 se realizará un cineforo con María Paz González, productora. Ambas exhibiciones son a las 19:00 horas, y la entrada tiene un valor general de $1.000 y $500 para estudiantes.
La investigación duró seis años en los que contactaron a decenas de personajes implicados en la historia. El director cuenta que “varios no quisieron hablarnos, entre ellos los guardias del Museo Nacional de Bellas Artes. Sólo uno aceptó y creo que sólo lo hizo porque es evangélico. Al protagonista nos costó encontrarlo. Había cambiado de nombre, de Luis Onfray a Emilio Fabres, del primer al segundo nombre, del primer al segundo apellido. Cuando dimos él se mostró muy colaborativo. Vio en este proyecto una oportunidad de explicarse y expresarse como artista. Nunca antes le habían dado una ventana así”, dice Valenzuela.
La productora María Paz González confiesa que otro obstáculo fue lidiar con el bloqueo del Museo Rodin, en París, quienes se negaron a que grabarán en sus espacios, además de prohibir a toda su gente relacionada a hablar con los realizadores. “El Museo Rodin interpretó que nuestra película era una ‘apología al robo’, que quedaba la idea de que era divertido andar por ahí robándose obras de Rodin. Si bien hay una ironía con respecto al absurdo del hecho nunca fue la intención plantearle eso al espectador. También fue muy difícil conseguir a Milan Ivelic. El robo es uno de sus peores recuerdos de todos los años en los que estuvo a cargo del museo. Recordar eso no era algo que le generara interés, por eso agrademos mucho la apertura al diálogo que tuvo el museo y las autoridades que se vieron vinculadas al caso, las que entendieron la dimensión reflexiva que proponía la película en torno al arte y al quehacer del artista”, indica González.
Miradoc es financiado por el Programa de Intermediación Cultural, Convocatoria 2016; y el Fondo de Fomento Audiovisual, Convocatoria 2016; del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes.
La película Robar a Rodin cuenta con el apoyo del Fondo Audiovisual del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, Programa Distribución Audiovisual de CORFO y el Programa Banco Estado de Fomento al Cine Chileno.