Estudio del Centro de Investigación Multidisciplinario de La Araucanía (CIMA) de la Universidad Autónoma de Chile muestra que Temuco, una ciudad altamente contaminada, presenta una enorme potencialidad para la generación de una red de corredores verdes. Es decir, la generación de una red interconectada de áreas, vías peatonales y ciclovías, que ayuden a promover formas de transporte ambientalmente sostenibles como caminar y andar en bicicleta. Estos además generan otros servicios ecosistémicos asociados como la dispersión de vida silvestre, control de temperaturas y humedad, fijación de CO2 y belleza paisajística entre otros.
«La modificación de áreas verdes por zonas construidas o áreas peatonales extensas sin vegetación son ejemplos de cómo la falta de planificación afecta la calidad de vida. Estas acciones generan aumentos de temperaturas que pueden afectar a personas mayores que transiten por estás zonas en épocas de alta temperatura. Además, la falta de protección contra viento y lluvia generan aumentos de flujos de agua en las calles, avenidas y saturación de alcantarillados produciendo anegamientos. También afectan la falta de paisajes acogedores que generen sensación de seguridad y comodidad en la población. En resumen, el no pensar una ciudad para todos y a futuro genera deterioro en la calidad de vida de la ciudadanía» analiza el Dr. Roberto Moreno, autor principal del estudio financiado de forma conjunta por la Vicerrectoría de Investigación y Postgrado de U. Autónoma y U. de La Frontera, en marco del convenio que mantienen ambas instituciones y en donde participan diversos profesionales de las casas de estudio.
Para el especialista, ejemplos de buena planificación son ciudades europeas como Bilbao y Vitoria Gasteiz: caminables, con una red de áreas verdes que vincula toda la ciudad, transporte limpio y barrios con servicios básicos cercanos. Son evaluadas permanentemente a través de indicadores de sostenibilidad, que permiten medir los efectos de las acciones y políticas desarrolladas y generar nuevas intervenciones basados en criterios objetivos.
Una ciudad sostenible «cuida y fomenta la vegetación urbana que entregan servicios ecosistémicos. Procura la calidad de vida de las personas, generando una ciudad descontaminada, transitable, con transporte público de calidad, fomentando su tránsito peatonal, otorgando viviendas dignas y de calidad. Y como toda sostenibilidad procurando un equilibrio económico que permita un desarrollo armonioso de toda la ciudad sin un exceso de costos a la ciudadanía» comenta el investigador.
«Para lograrlo se necesita el apoyo y compromiso de los regentes políticos administrativos y de la ciudadanía para fomentar la planificación, diseño y desarrollo de nuevas áreas verdes y su vinculación a elementos de movilidad urbana: ciclovías y calles peatonales de calidad» finaliza el Dr. Roberto Moreno.
Este planteamiento se proyecta en la línea del urbanismo sostenible, parte del número 11 de los Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS), es la búsqueda por generar un entorno urbano que no atente contra el medio ambiente y que proporcione recursos urbanísticos suficientes con equilibro social y económico.
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