El académico de la carrera de Arquitectura de la Universidad Mayor sede Temuco, Víctor Hugo Mera, obtuvo el primer lugar, en la categoría Sub-40, del concurso nacional Artefactos del Paisaje (intervenciones de baja escala con #MaderaSinHuella) de WoodArch, por la propuesta “Escalómetro: La mesura del lugar”.
Este artefacto de medición y conexión, se emplazaría en el sector Alpehue, en la comuna de Melipeuco, territorio perteneciente al Geoparque Kutralkura, al borde del río Queipue, que nace del glaciar Sollipulli, conectándolo, además, con los géiseres de Alpehue, y una serie de pozones y remansos de agua del lugar.
El Escalómetro, dice el académico del Taller III de Arquitectura, “permite medir los niveles del caudal del río Queipue, que proviene del glaciar, buscando generar conciencia de la disminución del agua que trae. De esta manera, año a año se podrá verificar esta pérdida, para así cuidar un bien tan vital”.
La propuesta de Mera, que busca ser testigo de lo que ocurre en el lugar, se relaciona con la escala del bosque que rodea el río, géiseres, remansos y pozones del sector Alpehue. Por lo mismo, utiliza la madera de coigües o pellines caídos por temporales de viento y lluvia, para darles una nueva vida.
De esta manera, “el Escalómetro se transforma en un conector de dos protagonistas: río y bosque, un arriba y un abajo, una dualidad en equilibrio”, detalla el arquitecto, quien revela que su propuesta tiene, precisamente, el tamaño de un árbol, para mimetizarse con el paisaje.
En concreto, este artefacto se sumerge en el río, a través de un pozón, espacio que reúne a lugareños y visitantes en torno al esparcimiento, para emerger hacia el bosque, vinculándose con el suelo, desde donde se proyecta a las copas de los árboles, logrando una panorámica única del territorio.
Madera sin huella
La segunda versión del certamen nacional propuesto por WoodArch, empresa dedicada a la madera que promueve el conocimiento y uso de este material, buscaba estudiar e investigar la arquitectura de contemplación y de valoración de entornos naturales, para conectar los valores del individuo con su pertenencia en el paisaje.
Divido en dos categorías: Estudiantes de Arquitectura y Arquitectos Sub-40, el certamen tuvo entre sus objetivos valorar y proteger la diversidad natural, repensar el equilibrio entre espacios de conservación y escenarios de intervención, y fomentar la investigación, innovación y aplicación de nuevas tecnologías en madera, entre otros.
“En total hubo 75 propuestas, 35 de estudiantes y 40 de arquitectos, lo que permitió tener una diversidad enorme de ideas y de territorios”, detalla el académico U. Mayor, quien, como parte del premio, viajará a Noruega, a conocer las intervenciones en el paisaje de Snøhetta, estudio de arquitectura fundado en 1989.