Fue una sesión amena en la con un lenguaje simple, con cifras duras pero decidoras y consejos en pro de un cambio cultural, los expositores mantuvieron cautivo a un auditorio repleto de hombres y mujeres interesados en conocer más de esta realidad que arroja cifras alarmantes y que la sociedad toda espera en algún momento revertir.
En la ocasión, María Angélica Franco, directora de la Carrera de Trabajo Social de la Universidad Autónoma de Chile, señaló que la casa de estudios no puede mantenerse al margen de esta realidad que vive el país y por lo mismo se creó un núcleo de investigación dedicado a la temática. Esto para analizar y estudiar el tema, y para realizar visitas a colegios en pro de prevenir ya el tema de la violencia en el pololeo.
Una de las expositoras fue Patricia Rubilar, abogada encargada regional de Femicidios y Prevención de Violencia Extrema del Servicio Nacional de la Mujer, quien entregó un completo panorama de La Araucanía e informó sobre el trabajo de prevención y acompañamiento que realiza esa entidad.
A su juicio, “el poder detener los femicidios en Chile pasa por cambiar los patrones socioculturales que permiten llegar a violencia y conversar sobre el tema también nos lleva a detenerla”.
En esto contexto, dijo, el machismo -tan presente en esta sociedad- es parte de una construcción sociocultural, “un patrón que se nos impone y nos indica que como hombres y como mujeres tenemos roles que cumplir. Entonces, si no logramos comprender que la sensibilidad, el proveer, el ser jefe o jefa de familia, son una condición que podemos tener todos y todas, difícilmente vamos a terminar con el machismo y con los patrones socioculturales imperantes”, señaló.
También participó Daniela Cáceres, socióloga y académica de la Universidad Católica Silva Henríquez. Ella se refirió a la semántica del femicidio y adelantó una investigación que comienza ahora y en la cual se entrevistará a algunos condenados por este delito, para determinar qué los llevó en un momento a convertirse en femicidas.
De acuerdo a los antecedentes recopilados en sus investigaciones, la académica sostiene que en Chile falta contemplar en específico la violencia contra la mujer.
“Falta que eso sea un punto tangencial dentro de la ley. No puede ser que la relación vinculante entre víctima y victimario -y acotado a ciertos ámbitos como la convivencia o a los hijos en común- sea lo que determine que hay un contexto de femicidio y no la relación asimétrica de poder que es la que caracteriza a los femicidios, que se da por la relación de género que inferioriza y subordina a la mujer en esta estructura social que es patriarcal”, sostuvo.
Finalmente, Juan Carlos Peña, doctor en sociología y encargado del Núcleo de Investigación Sobre Género e Identidad de la Carrera de Trabajo Social de la Autónoma, expuso los resultados de una investigación relacionada al tema de la violencia de género, realizada en las tres comunas de La Araucanía.
“Lo que hicimos tenía que ver con desmitificar la violencia de género -que siempre se está relacionando a aspectos biológicos y sicológicos- y relacionarla más bien a la creencia de cómo la masculinidad y el género son una construcción social”, dijo.
El estudio se realizó en las comunas de Lumaco, Chol Chol y Puerto Saavedra, donde se entrevistó a hombres tanto de sectores urbanos como rurales, a objeto de verificar que la violencia de género en estas comunas tenía que ver más bien con una construcción social y no con aspectos biológicos y sicológicos.
Así se determinó que las condiciones socioeconómicas o geográficas influyen en la violencia de género y que no hay suficiente evidencia que pueda avalar que existe relación con la etnia.
“Al respecto, se dedujo que la etnia mapuches es más democrática que los chilenos en cuanto a cómo entender una relación de pareja, a cómo participan en los roles de hogar, etcétera”, puntualizó el académico de la Autónoma.