Camilo Aspeny parte a Estados Unidos para trabajar desde el 18 de diciembre en la prestigiosa oficina de arquitectos B.I.G., firma que ha dejado su huella en proyectos de vanguardia a nivel mundial y a la cual este estudiante de arquitectura decidió escribir para postular y hacer su práctica en el país del norte. Entre sus aspiraciones están el tratar de permanecer en Nueva York una vez terminada la práctica y, eventualmente, estudiar un posgrado en el país del norte.
Ha vivido un mes y medio lleno de trámites y averiguaciones y se apresta a hacer las maletas y a tomar el vuelo que el próximo 16 de diciembre lo llevará a Nueva York. Camilo Aspeny, alumno de último año de la carrera de Arquitectura de la U. Mayor, no va precisamente de vacaciones: le espera un semestre de práctica en la oficina B.I.G. en Manhattan.
B.I.G. es un referente en la arquitectura mundial, tiene sedes en Nueva York, Londres y Dinamarca y está detrás de la construcción desde rascacielos, la sede de Google en Silicon Valley y el prototipo de una ciudad acondicionada para vivir en Marte, financiada por el gobierno de Arabia Saudita para probarla en sus desiertos.
En ese contexto, Camilo cuenta que accedió a B.I.G. “a través de la página web “en la página tienen lo que se llama “open positions”, posiciones abiertas y hay de todo, necesitan artistas, dibujantes, entonces había para el cargo al que voy yo, un internado, que es como practicante. Vi y postulé. Para eso tenía que enviar mi currículum, mi portafolio y llenar algunos de los datos de mis conocimientos y además una carta de por qué quería llegar a B.I.G. y les envié todo eso y a la semana siguiente me mandan un correo que dice que les interesó mi trabajo, que quieren conocerlo más y que me quieren hacer una entrevista por Skype”.
Pese a que se lee simple, Camilo Aspeny tiene una trayectoria de trabajo como estudiante, como el premio del Concurso Nacional de Proyectos de Pregrado 2017 del Grupo Arquitectura Caliente. El proyecto con que ganó fue una propuesta arquitectónica para la reconstrucción del Mercado de Temuco (proyecto no vinculante).
Dice que tuvo que “hacer a tientas” el papeleo para partir a Estados Unidos, la entrevista consular y terminar sus compromisos en Chile. “Entro a trabajar el 18 y voy a vivir en una casona donde arrienda un músico chileno que regresa para acá y me va a dejar su espacio. Es un barrio de Brooklyn lleno de clubes de jazz, es muy entretenido”.
Reconoce que su proyecto es quedarse en el extranjero y aprovechar esta oportunidad en la arquitectura de vanguardia mundial. “Si sale la oportunidad de quedarme, yo me quedo, no tengo mucho que volver a hacer a Temuco. Quiero seguir estudiando, no quiero quedarme con el conocimiento que ya tengo”.
Dice que con su nivel de inglés le basta para comenzar a interactuar y la misma práctica lo hará profundizar en el lenguaje. Sobre si considera que su trabajo puede inspirar a más estudiantes, reflexiona un poco y dice: “No creo que lo mío sea un ejemplo, pero sí un precedente. Se puede, yo postulé donde más quería y me resultó”.