Primer Congreso de Salud Colectiva: “Pandemia Covid-19”, es el nombre de la actividad realizada por la Universidad Intercultural del Estado de México que el pasado 27 de noviembre contó con la participación del director de la carrera de Psicología de la Universidad Mayor sede Temuco, Alexis Soto.
El académico fue el encargado de abrir las presentaciones de este congreso latinoamericano con el tema: “Salud mental en adolescentes chilenos, factores protectores y de riesgo en tiempos de pandemia”, investigación que desarrolló junto al docente de la Universidad de Los Lagos, Alex Véliz.
¿Qué ha ocurrido con los adolescentes en época de crisis sanitaria? Fue una de las preguntas que respondió el director de Psicología durante su presentación. “Llegamos a cuatro resultados interesantes. Lo primero es que, teóricamente, podríamos esperar que haya mayor tensión en la relación con la familia”, precisa.
Pero los adolescentes, agrega el experto, han intentado desarrollar una mejor convivencia al interior de esta.
“Es un resultado interesante, porque va incluso en contra de lo que señala la teoría, donde a esa edad hay mucho conflicto, disgregación y salidas, pero el estudio nos muestra que hay una realidad distinta”, aclara.
Por lo mismo, “es necesario analizar el efecto que produce la pandemia en términos de la fragilidad de la salud, de fallecimientos de familiares o de un contexto determinado que hace que se produzca una sensación de fragilidad que lleva al adolescente a volcarse, por miedo o preocupación, hacia la familia”, señala el profesional.
El segundo punto tiene que ver con el rol de los agentes de socialización, como la escuela y los amigos, y cómo se ha dado esa relación.
“Al parecer la escuela o el liceo, que habían actuado como agentes secundarios de socialización, no han logrado cumplir su rol, porque han estado más preocupados de obedecer al currículum educativo, y no tanto del proceso de contención y preparación para la vida, y los adolescentes así lo reconocen. Son los profesores quienes han intentado crear y mantener los vínculos con ellos”, revela el director Soto.
El tercer resultado tiene que ver con los amigos. “Es relevante cómo se ha constituido la relación con los amigos que ya existían, porque este año no tenemos nuevos amigos o no hay ampliación de redes. Por lo tanto, los amigos que lograron entrar en los círculos relacionales son los que permanecieron, y los que no lograron hacerlo, quedaron fuera”, destaca.
“Quienes se cambiaron de ciudad, de colegio o de círculo y no tienen redes establecidas, se han quedado más solos y eso ha significado un deterioro en la salud mental, porque se han visto no integrados dentro de su grupo etario”, añade el académico.
Un último elemento que aparece dentro del análisis, tiene que ver con las políticas públicas en torno a los adolescentes. “En general los Estados se han concentrado, por ejemplo, en apoyar a personas mayores, por lo que implica el abandono y la importancia de la compañía y las visitas, pero ha habido poco espacio para la preocupación por los adolescentes. Recién hace un par de semanas aparece un permiso especial para que niños y adolescentes puedan salir. No hay una política que se preocupe de que ellos también necesitan vincularse con otros y que requiere espacios de contacto, en una etapa también compleja”, concluye.