Experto de la U. Mayor explica los desafíos que plantea la pandemia a nuestras ciudades

    La rápida propagación del Covid 19 obligó un confinamiento repentino y de escala mundial. De un día a otro se restringió circular por la ciudad, se prohibió la concentración de personas y el contacto físico, las familias se alejaron, las manifestaciones de afecto debieron reemplazarse por gestos a distancia y las mascarillas se convirtieron en una prenda de moda más.

    Nuestras ciudades en apariencia cambiaron y todo indica que muchos de estos cambios se tornarán requisitos para rediseñar nuestras urbes en un futuro inmediato. Así lo cree al menos Javier Arangua, director de la carrera de Arquitectura de la Universidad Mayor sede Temuco.

    “La primera reflexión es que tanto nuestras ciudades, como viviendas, no se deberían seguir pensando de la misma forma en que se viene haciendo, pues tras esta crisis global, es imposible saber si en un futuro próximo deberemos volver a confinarnos en nuestros hogares por un par de semanas o meses, abandonando nuevamente la ciudad y sus espacios sociales”, apunta el arquitecto.

    Para Arangua, será necesario estimular el desarrollo de ciudades más compactas, apostando fuertemente en la revitalización de barrios pericentrales, que evitarían desplazamientos innecesarios.

    “Si bien son reconocidas las ventajas de una ciudad compacta, hoy estas resuenan mucho más vigentes y necesarias, principalmente porque este modelo de ciudad, ante todo propicia, la disminución de los desplazamientos, al relentecer el crecimiento en extensión y a la generación de zonas de usos mixtos, lo que evita traslados para el acceso a servicios. Lo anterior resulta aún más fundamental, en ciudades donde las alternativas de transporte público no poseen ni la calidad, ni la garantía de asegurar traslados con el distanciamiento social requerido”, detalla.

    Virtualidad

    Otros procesos que impactan en la forma de ocupación de la ciudad son las nuevas modalidades de educación virtual y teletrabajo, así como la creciente digitalización de servicios y procesos, que si bien se venían dando de forma gradual en nuestras sociedades, durante el periodo de confinamiento evidenció un crecimiento exponencial.

    “Lo anterior debería impactar en la reducción de los desplazamientos, en la reducción y reubicación de las instalaciones de empresas, en la ampliación y segmentación de la oferta inmobiliaria, entre otros efectos en la ciudad”, explica Javier Arangua.

    Espacio público

    Otro elemento que reveló la pandemia fue la necesidad de más y mejor espacio público en nuestras áreas urbanas. Más parques y calles que privilegien el uso peatonal o de las bicicletas serían prioridad.

    “Frente a la actual recomendación y futura cultura del distanciamiento social, así como del establecimiento de aforos y nuevas formas de uso de las áreas verdes que requerirán mayor área de ocupación por usuario, el ya estrecho acceso a estas áreas de esparcimiento, será mucho más evidente, advirtiendo la necesidad de aumentar su dotación y calidad”, comenta el director de Arquitectura U. Mayor.

    Asimismo, recalca Javier Arangua, “deberán contemplarse espacios más amplios para el tránsito peatonal, que no sólo propicie mayor distanciamiento, sino de cabida a una serie de nuevas ocupaciones que comenzarán a ser habituales, como filas para acceso a servicios, por el cumplimiento de aforos determinados, donde seguramente el espacio público en su diseño deberá acoger estas nuevas actividades a través de mobiliario, áreas de espera, cubiertas, etc.”.

    Vivienda

    Pero no es sólo la ciudad la que plantea nuevos desafíos, la vivienda también. “Cada hogar tendrá que ser repensado para adaptarlo a estos nuevos requerimientos espaciales que evidenció la pandemia, no sólo ante la posibilidad cierta de futuros nuevos confinamientos, sino porque las hoy novedosas modalidades de educación online y teletrabajo, llegaron para quedarse, así como un sinnúmero de actividades posibles de realizar desde el hogar”, afirma Javier Arangua.

    “Ante estos nuevos requerimientos, presenciaremos como la oferta inmobiliaria comenzará a segmentarse aún más radicalmente, según las necesidades de sus diferentes usuarios, marcando fuertemente las diferencias entre soluciones para familias con niños, o sólo para adultos, o adultos que trabajan desde el hogar”, finaliza.