“En su radio urbano Temuco tiene, al menos, ocho humedales. Y estos humedales poseen funciones relevantes, no solo porque son refugio de la biodiversidad, también porque regulan las inundaciones”, dice Erika Álvarez, directora del Centro Tecnológico Territorio Mayor de la Universidad Mayor sede Temuco.
Y lo hace ante la denuncia de vecinos del sector poniente de Temuco —Barrio Inglés y Lomas de Mirasur— que, a través de material audiovisual, llamaron a fiscalizar este fin de semana las faenas que amenazan al humedal Lircay.
Este humedal aporta a la regulación de las aguas del sistema del canal Gabriela Mistral y el estero Botrolhue, ayudando a la infiltración para recarga de acuíferos, regulación de las aguas lluvias y refugio de la biodiversidad.
La denuncia coincide con la reciente aprobación del reglamento que pone totalmente operativa la Ley de Humedales Urbanos.
“Lo importante aquí es que, por primera vez, se pide autorización para realizar los rellenos, que no están en la ordenanza ni en la Ley General de Urbanismo y Construcciones, entonces cualquiera puede rellenar, porque la ley regula cómo se edifica y no sobre qué terreno se hace. En cambio la Ley de Humedales permite poner una norma y se tiene que autorizar el relleno”, señala la académica.
Servicios ecosistémicos
Los humedales, explica Álvarez, son zonas donde el agua es el principal factor controlador del medio y la vida vegetal y animal asociada a él. “Los humedales se dan donde la capa freática se haya en la superficie terrestre o cerca de ella o donde la tierra está cubierta por aguas poco profundas”, agrega.
Estos ecosistemas acuáticos entregan innumerables beneficios. Uno de ellos radica en que funcionan como esponjas, es decir, en épocas de lluvia retienen el agua y en épocas de sequía, la devuelven a la tierra, manteniendo el equilibrio del territorio en el que se emplaza.
Además, actúan como filtradores naturales de agua, gracias a sus plantas hidrófitas. “Debemos cuidar y recuperar nuestros humedales, porque también almacenan agua, recargan los acuíferos y regulan las inundaciones y la humedad, entre otros elementos”, detalla la experta.
Por lo mismo —añade— esto debe ir aparejado al aprendizaje que está dejando la pandemia sobre la necesidad de contar con parques naturales en medio de las áreas urbanas.
“El Covid-19 nos mostró que la gente necesita tener espacios donde caminar, recorrer y esparcirse, porque hoy la salud mental, como física, se ha visto profundamente afectada. En Temuco tenemos humedales preciosos que con la ayuda de algunas pasarelas nos permitirían realizar avistamiento de aves, por ejemplo. No todos tienen los recursos para ir a parques nacionales y la naturaleza te da salud, y teniendo estos elementos tan cerca es lamentable que aún no lo hayamos hecho”, advierte la investigadora.
Ciudad esponja y cambio climático
La pandemia, continúa Álvarez, nos ha enseñado lo importante que es contar con espacios naturales donde poder apreciar la naturaleza y que estos espacios, sean parte de la infraestructura verde-azul de la ciudad.
La ciudad esponja, por ejemplo, es una estrategia para proteger y recuperar humedales que se está usando en América Latina, como medida de adaptación ante el cambio climático.
Sin embargo, “en Temuco seguimos drenando y rellenando humedales indiscriminadamente, pensando que no tendrá consecuencias que lamentar y, peor aún, destruyendo menokos, sitios de significación cultural, parte del patrimonio cultural de la ciudad”, sostiene la especialista.