Manuel Guerrero tenía entonces 14 años y estaba en el colegio desde cuya puerta fue secuestrado su padre. Treinta años después, inicia un viaje al pasado, a los lugares donde vivió su infancia y su exilio político. La película lo acompaña en ese viaje. «Es la historia de un niño que crece enfrentado a las consecuencias de la Guerra Fría. Una travesía a través del dolor y la rabia. Una experiencia que termina siendo un acto de sanación donde la vida adquiere un nuevo significado”, dice el director Sebastián Moreno.
Guerrero recorre cinco países europeos, donde Manuel ha pasado distintos momentos de su vida. Dice Moreno: “Para Manuel era necesario volver a estos lugares para contar su historia. Encontrarse con personas y con los símbolos que representan estos lugares y así cambiar su significado. La película recorre la Plaza Roja de Moscú, su antigua escuela en Hungría, el Muro de Berlín, y los transforma para que él pueda seguir avanzando en su historia. Es como ir cerrando puertas para ir abriendo nuevas promesas…”
Manuel Guerrero hoy tiene 47 años. Es académico, tiene una familia y vive en Estocolmo. La pregunta de cómo salir adelante de las tragedias que le ha tocado vivir y presenciar subyace al relato del documental. “Seguir amando la vida no es fácil después de que ocurre una tragedia como la que a él le ocurrió, y que también remeció a muchos chilenos y chilenas. Por eso siempre rondó la pregunta de cómo seguir adelante. En ese sentido la película es universal porque a todos nos han ocurrido tragedias en la vida y es muy valioso ver cómo alguien resuelve eso y puede continuar”, dice Sebastián Moreno.
La cita es para el jueves 3 de agosto, en el auditorio de Santo Tomás Temuco a las 19 horas. La entrada general tiene un valor de $1.000 y $500 para estudiantes. Más información de funciones y salas en miradoc.cl
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